A veces los trabajos previos a cualquier proyecto pueden ser más importantes, para darle el mejor rumbo a las ideas que se tienen, ya sean en negocios, carrera, y desde luego, la decoración de la casa u oficina. Uno de los errores más comunes que suele cometer mucha gente, es no ponerle atención a la limpieza de un lugar que va a pintar, por lo que el trabajo al final del proyecto, corre el riesgo de finalizar un tanto sucio e indeseable.
Esto toma todavía más relevancia en zonas que son propensas a la humedad en su estructura, por lo que dificulta aún más, los trabajos de resano en muros, techos, así como la misma pintura que se les deba poner. En ese sentido, es fundamental tratar estos problemas de saturación con un experto, e implementando a su vez, un sistema deshumidificador industrial, para que los proyectos de restauración sean más llevaderos.
En el caso de la pintura, es esencial que cada mota de polvo se elimine de una determinada superficie, ya que es lo que incidirá mucho en el correcto acabado del trabajo del pintor. Ya sean techos o paredes, deben estar libres de toda sustancia ajena a la pintura, como polvo y manchas de humedad. Si existe una fuente que humedece determinada estructura en habitaciones o cubículos de oficinas, es esencial checar de dónde se origina, para así tratarla, antes de comenzar cualquier proyecto.
Primeramente, hay que hacer una reparación de cualquier superficie que cuente con alguna grieta, si es que se requiere que la pintura se adhiera uniformemente a la pared. Algunas grietas pueden venir precedidas de un daño por humedad, por lo que habría que solicitar la ayuda de un experto en el trato de humedades, para aliviar tal situación, o en su defecto, instalar desecante industrial en áreas preponderantemente saturadas.
La elección de pintura es esencial, por lo que en el momento de comprarla, hay que fijarse en las características y contenido de dicho producto, con atributos como: resistencia, viscosidad, que sea lavable, poco tiempo de secado y rendimiento en cuanto al cubrimiento de una superficie, con base en los metros cuadrados de la misma.
Con una escobeta o cualquier cosa que llegue muy bien a los rincones, se tiene que limpiar el polvo de toda el área a trabajar, sin olvidarse de las orillas o recovecos en ventanas y puertas.
Cuando hay restos de humedad o grasas en paredes y techos, es importante limpiarlos de manera profunda con detergente o agente limpiador especial, ya que este tipo de manchas son difíciles de erradicar; la solución química más un poco de vinagre y una cubeta de agua tibia, suele ser la combinación adecuada para estos casos. Postrar un desecante industrial antes y durante los trabajos de fontanería y pintura, podría ayudar aún más en el proceso, sobre todo considerando que en áreas como cocinas, es común que su estructura se contamine con una amalgama de grasas, humedades y vapores, dificultando aún más los proyectos de pintura; incluso algunas veces para eliminar tan complicadas manchas, hay que recurrir a amoniaco y similares. En las cocinas, es fundamental dar mantenimiento constante a los techos, porque las campanas si bien filtran la mayor parte de los vapores, también es posible que algunos restos se diseminen a la estructura del techo o cielorraso.
Para limpiar los muros lo mejor posible, se aconseja que se ejecute de abajo hacia arriba, para que la gravedad haga su efecto en el agua en el momento de limpiar. El enjuague al final es igual de esencial, con su secado pertinente para que las superficies queden limpias y sin rastro alguno de humedad; también se puede emplear algún deshumidificador portátil para hacer un trabajo más eficiente.