Uso del deshumidificador para mantener la calidad y fuerza de la madera
No hay nada más fundamental en cualquier construcción como la estructura, y esta se va deteriorando con el paso
del tiempo, lo malo, es que dichos daños se pueden acelerar mucho más, debido a factores medioambientales, como la excesiva humedad; no importa si es edificio, casa, oficina o todo un complejo, y más, si tienen detalles estructurales de madera.
La humedad descontrolada es muy perjudicial y más en áreas costeras, porque es una combinación de la saturación atmosférica con las sales del mar; en definitiva, eso acelera el proceso de pudrición de la madera, y es que dichos elementos no solo la atacan de manera superficial, sino que mucho del daño se extiende por el interior de la madera, haciéndola desquebrajarse o romper.
Estemos en playa o no, debemos poner atención a estos detalles, por lo que es vital incentivar un control de humedad y temperatura en todo momento, y específicamente, para estos casos, deberemos usar el dispositivo deshumidificador; no solo es cuidar la madera estructural de la casa, sino todos aquellos objetos que significan un valor especial para todos nosotros, como muebles, cajas, joyeros, y demás objetos valiosos.
Ahora, enfoquémonos en consecuencias más serias, que de hecho tienen que ver con la salud del ser humano. Por
ejemplo, si en nuestra casa u oficina, tenemos elementos decorativos a base de madera, como pasamanos, suelos, marcos de puertas y ventanas, incluso los clósets para guardado de cosas, existiría una gran posibilidad de que los hongos de humedad se extiendan por toda la madera, y solo debemos atender a ciertas señales visuales y olfativas, ya que son muy claras.
Cuando la madera se pudre, empieza el verdadero problema, porque significa que están los hongos de humedad, y con la probabilidad de que aparezcan otros bichos o microorganismos, propios de la naturaleza, que invariablemente serán peligrosos para nuestra salud, al aspirar sus esporas, afectando más a aquellos que padecen afecciones respiratorias crónicas, como asmáticos, incluso, dañando a los más sanos, desencadenando alergias por primera vez.
En estos casos, el uso del deshumidificador a toda potencia se vuelve casi una obligación, y no es lo más óptimo, al menos desde un punto de vista energético. ¿No sería mejor tratar de evitar esto, por medio de una deshumidificación sistemática anticipada?
Condiciones de humedad y temperatura favorables para la madera
Para que los elementos estructurales hechos con madera perduren, al igual que todos aquellos objetos que poseen un valor material o sentimental, será necesario optimizar las condiciones ideales en una edificación. En ese sentido, la ventilación y uso de deshumidificadores es esencial para mantener a raya las altas temperaturas e índices de saturación atmosférica. Cabe resaltar, que también el golpe de los rayos solares puede ser perjudicial, así que tal vez debamos resanar o mantener la elasticidad de la madera, con productos especiales.
La temperatura ideal para la madera, se encuentra entre los 21.1°C y los 29.4°C, aunque con ciertos cuidados, es posible que la madera amplíe su rango de aguante, que abarquen desde los 10°C hasta los 32.2°C.
Por otro lado, los daños de la humedad también dependerán del tipo de madera en cuanto a sus propiedades higrométricas. Por ejemplo, es complicado que una madera seca sufra de hongos de humedad, ya que suelen tener un contenido de agua de solo un 19% cuanto mucho; se tendrían que combinar factores extremos de temperatura y saturación para que exista una alteración en las propiedades de tal elemento.
El peligro de los hongos aparece cuando existe una humedad del 30% o más. Cuando estamos ante ese problema, es normal que muchos sequen la madera de sus pertenencias al aire libre, para que el porcentaje baje hasta un 10%, y no haya riesgo de microorganismos en nuestras preciadas posesiones.
En el siguiente artículo, seguiremos hablando del degradado de los hongos en la madera, y cuáles son los tipos de pudrición, que dañan la misma, para así, poder identificar los daños que se puedan percibir en nuestras estructuras y posesiones materiales.