En la primera parte de esta entrada hablamos de los principales agentes ambientales que pueden causar deterioros en la madera, como la exposición a la radiación ultravioleta y el exceso de humedad, factores que favorecen la aparición de hongos e insectos, principales responsables de la destrucción de este material natural. Como prometimos, en esta ocasión presentaremos diferentes opciones para proteger la madera de los daños que ocasionen factores ambientales relacionados con la exposición directa a los elementos ya mencionados o por errores constructivos en el espacio en que se haya utilizado el material.
La protección de la madera se puede lograr por dos vías, por un buen diseño constructivo o bien, por el uso de tratamientos químicos. Recordemos que existen diferentes maneras de contrarrestar los daños una vez que se han presentado las primeras señales, por ejemplo, con el exceso de humedad el uso calentadores o deshumidificadores puede contribuir a mejorar el estado del material, sin embargo, para preservar de mejor manera la madera se recomienda tomar medidas preventivas como las que describiremos a continuación.
Por un lado, la protección por diseño constructivo donde no se utilizan sustancias químicas como tratamientos especiales para proteger la madera, consiste en recurrir a las propiedades naturales del material para disminuir el efecto que los agentes ambientales tengan sobre ella. El diseño constructivo consiste en una buena planeación y diseño en cuanto a la colocación arquitectónica de la madera que se utilice para una construcción, aprovechando en especial la durabilidad natural que distingue a este material. Cabe mencionar que la protección por diseño constructivo no es suficiente y constituye un refuerzo para la protección química, llegando a reducir hasta en un 80% la necesidad de recurrir a químicos para preservar la madera.
La protección química, como es de suponer, consiste en aplicar sustancias químicas que permitan prolongar el tiempo de vida útil de la madera, haciéndola resistente a la intemperie, al ataque de hongos, insectos e incluso al fuego. Este tipo de protección se aplica principalmente en las maderas que se utilizan en espacios exteriores o que están expuestas a condiciones climáticas adversas y funciona eliminando el acceso a las fibras del material con que los insectos y hongos se alimentan, es decir, la aíslan. Una protección química incluye la impregnación de madera con tratamientos químicos formulados especialmente para ello y el uso de cebos o feromonas para controlar la acción de insectos y hongos que deterioran la madera.
En la protección por diseño constructivo, que como ya mencionamos trabaja de la mano con la protección química, los objetivos que se persiguen son impedir que se presente una alta concentración de humedad en la madera y reducir los cambios de contenido de la humedad en la madera. Por ello se protegen las piezas de la lluvia, del agua capilar, de aumentos de humedad y de la acumulación del agua. Al momento de hacer la planeación y diseño es importante no perder de vista que a pesar de que la humedad es el principal agente que daña la madera, si el material se seca por completo se presentan otros problemas de deterioro, por lo que se debe garantizar que la madera tenga un contenido de humedad adecuado para evitar agrietamiento y roturas.
Las medidas que contempla la protección por diseño constructivo se clasifican en medidas de actuación de carácter constructivo y en medidas de actuación complementarias y para definirlas es necesario determinar cuáles son las causas de acumulación de humedad en azoteas o cubiertas, en los muros y a nivel del suelo. También es necesario considerar que existen otras fuentes de humedad que pueden afectar a la madera, como las plantas y la falta de ventilación de los interiores, pues las tareas que generan vapor de agua, como cocinar, planchar o usar secadoras, si no se cuenta con una ventilación adecuada pueden generar un exceso de humedad, lo mismo ocurre con las diferencias de temperatura interior respecto a la exterior.
Una vez que se han detectado las fuentes de acumulación de humedad se procede a realizar tareas de reparación, impermeabilización y modificaciones en la construcción, como puede ser la instalación de tubería de drenaje, emplear sistemas eléctricos para contrarrestar las fuerzas de ascensión de humedad por capilaridad, construir sifones atmosféricos, entre otras. Existen además algunas medidas de carácter estructural para proteger la madera, como sustituir el material deteriorado, reforzarlo, utilizar piezas metálicas, como bases o uniones en estructuras de madera o la consolidación del material que tiene como finalidad recuperar las propiedades de resistencia mecánica del material dañado mediante la aplicación de concreto, formulaciones epóxicas o elementos metálicos o de madera.
Por otro lado, la protección química se utiliza cuando se hayan agotado todas las posibles formas de protección a través del diseño constructivo. Para ella se pueden utilizar sustancias preservantes y para su elección se debe considerar su principio activo, si se trata de una sustancia fungicida, insecticida o ambas, su naturaleza química, su presentación y modo de actuación, así como su categoría de riesgo. En próximas entradas hablaremos a mayor detalle de los diferentes tipos de productos químicos para la protección de la madera.
Recuerda que una manera efectiva para reducir el nivel de humedad de agua en un espacio interior y con ello evitar el deterioro de madera y de otros materiales es el uso de calentadores de aire o de un equipo de deshumidificación. Ventilar correctamente los interiores, ya sea por ventilación natural o forzada también es imprescindible, pues los altos niveles de humedad no afectan únicamente el estado de la construcción y objetos, sino también a la salud de quienes habitan en el edificio, tanto humanos como mascotas.
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