Uso de desecante industrial para mejorar procesos de trabajo
Para la eficiencia energética en el uso de aparatos, y el ahorro de costos en procesos o actividades industriales, dependerá mucho de mantener la temperatura ideal dentro de una nave industrial o complejo comercial. Dichas condiciones térmicas, vienen invariablemente supeditadas al óptimo control de humedad relativa en el ambiente; si este último factor o parámetro no se cumple, pues será prácticamente imposible balancear la temperatura de un determinado recinto.
Si se genera una cantidad de calor en el ambiente, entonces el agua presente en el aire irá determinando las condiciones de calor o frío, y esto puede resultar un verdadero dolor de cabeza, incluso para los más expertos supervisores en una planta industrial o comercial. Inclusive, los sistemas de refrigeración se ven sujetos a las variaciones de temperatura del ambiente, por la gestión de la humedad relativa, a través de métodos o simplemente con el uso de deshumidificadores industriales; si esta gestión de la humedad es adecuada, los procesos de manufactura o producción, así como los de almacenamiento, seguirán su curso sin problema alguno, pero si es al contrario, simple y sencillamente podrían presentarse problemas en la calidad del producto, y hasta una afectación a materiales o insumos.
La relación entre humedad y temperatura
La relación entre humedad y temperatura, jamás debe ser desestimada por las empresas, y menos aquellas instalaciones de refrigeración industrial, alimentaria, de bebidas, minería, metalmecánica, metalurgia, entre muchas otras.
En vez de echar culpa directamente al personal que controla la climatización o refrigeración, o a los mismos equipos, valdrá la pena preguntarse… ¿se planificó adecuadamente la instalación de los distintos sistemas, basados en los procesos de producción, almacenamiento y confort térmico de las personas que ahí laboran? Cada instalación de climatización con su refrigeración o mecanismos desecantes industriales, precisan de requisitos específicos, dependiendo de la naturaleza de las actividades comerciales y empresariales, de cada compañía o negocio.
Un requisito específico en el cual se basa una instalación de refrigeración, aire acondicionado, etcétera, es el tipo de producto que se manufactura y almacena, cuyas propiedades dependerán de las propiedades ergonómicas e higrométricas de los insumos que materializan un determinado producto, y más al momento de su empaquetado y almacenado. En este rubro, también se deberá analizar el tamaño y ritmo de las áreas de producción y almacenes.
Asimismo, habrá de checar las condiciones físicas y climáticas de la planta, donde los materiales estructurales tienen mucho que ver con la manera en cómo se comporta una atmosfera interna climatológica, y desde luego, de acuerdo al número de personas laborando o circulando a lo largo de una jornada. Asimismo, se debe calcular el espacio disponible, e igualmente aquellas zonas donde no hay actividad, pero podrían habilitarse en un futuro.
¿Cuál sería el sistema de refrigeración industrial ideal?
Es quizás la pregunta más complicada, porque en este apartado, es donde se verá si se aplica una climatización general u homogénea, para todo un complejo. O si el aire acondicionado con su humidificación y deshumidificadores industriales, se aplicarán como módulos separados, dependiendo de la instalación.
En naves industriales pequeñas o medianas, es posible que un solo sistema para acondicionar el aire, sea suficiente para toda la estructura, pero con controles de gestión adecuados para dosificar la humedad y temperatura, dependiendo de las condiciones climáticas externas.
En naves industriales más robustas, que tengan varias instalaciones que implican procesos muy diferentes entre cada complejo, entonces la necesidad de hibridación de los sistemas de aire acondicionado será lo preponderante. Es decir, es posible que los requerimientos de humidificación y desecación sean diferentes del área de manufactura, a la del área de recepción de insumos y desde luego, a la del almacenamiento de producto final, que está a punto de ser transportado a las tiendas. A final de cuentas, no es invertir en maquinaria o sistemas de clima, sino invertir en procesos integrales que implican todas las actividades de tu empresa, en relación a la refrigeración y control de humedad.