El metal es uno de los elementos que más responden a específicas condiciones de humedad. Tan solo hay que ver lo que una saturación atmosférica, además de otros factores como ácidos y sales, pueden hacer a objetos que contengan este material, a tal grado de degradarlos y quitarles mucho valor monetario. El hierro se oxida, el cobre se tornará de un color verdoso nada satisfactorio y la plata se vuelve de un color negro. Esos son solo algunos ejemplos de metales que reaccionan mal ante condiciones microclimáticas relativamente extremas dentro de un almacenamiento o piezas de exhibición. Para proteger mejor a este material, lo mejor es tener condiciones de almacén en buen estado, debidamente organizado y con climatización interna que propicie ventilación y en un dado caso, deshumidificación.
Definitivamente, la humedad viene siendo el factor más preponderante al momento de entrar en contacto con los metales, ya que estos se corroerán de manera más fácil. En ese sentido, la humedad relativa debe poseer un rango específico, en áreas de museo, exhibición o de almacén. Los expertos recomiendan que es mejor almacenar aquellos metales que no suelen presentar signos de corrosión activa o que son más estables, con el grupo de colección que está bajo un microclima controlado.
Es preponderante asegurarse que la zona de guardado, cuente con las condiciones óptimas, cuya humedad relativa debe estar entre el 35% y 55%, y esto aplica para todo tipo de colección, independientemente del metal con que esté hecho una pieza de museo. Si esa humedad empieza a sobrepasar los parámetros normales, entonces el sentido común dicta que será necesario trasladar esos objetos a otras áreas con mejores condiciones higrométricas, pero eso puede resultar tedioso y hasta peligroso en su manipulación. Entonces…
Uso de deshumidificador o desecante industrial para mantener una humedad controlada en piezas de museo
El mecanismo de deshumidificación es un sistema por excelencia, capaz de controlar los niveles de saturación atmosférica en lugares importantes, que posean objetos con materiales de alta higroscopicidad, o que cuenten con metales que se puedan corroer más fácilmente.
Solo hay que ver qué tipo de deshumidificador portátil o fijo es más ideal, dependiendo de los factores climáticos de la región, así como en la constitución de la edificación donde se encuentran las piezas tan preciadas de museo. Por ejemplo, está el dispositivo que emplea gel de sílice y emplea el calor circundante para la desecación de un área específica; esta clase de aparatos otorgan ahorro de energía. O están los desecantes mecánicos, que trabajan por medio de componentes refrigerativos, para un control más estable y homogéneo de un área. Todo es cuestión de elegir dependiendo de las necesidades puntuales de cada almacén o galería.
Hay que tener cuidado con aquellos metales y materiales inestables que se corroen con facilidad, puesto que los derivados corrosivos de estos elementos, pueden llevar a más contaminación en un museo o almacén con piezas históricas invaluables. Se generarán polvos, cloruros y otras manchas que contaminarían a otros objetos; lo más prudente sería en estos casos, mover los objetos a otro lado más limpio y ordenado.
Ahora bien, si el deshumidificador industrial hace su parte para desacelerar la corrosión del metal, aun así, hay que hallar la fuente corrosiva que atenta constantemente contra la calidad de lo que se exhibe en el museo. Por ello, lo mejor es contratar a un especialista para que haga un análisis exhaustivo de lo que pudiera estar pasando.
Entonces, ya sea a través de desecantes mecánicos o gel de sílice, habrá que utilizarlos para mantener las condiciones ideales. En cuanto a las piezas más pequeñas, solo bastaría con ponerlos en contenedores con bolsitas de dicho gel.